10 cambios que marcarán la política y la economía mundial en 2025

El año 2025 se perfila como un punto de inflexión decisivo en el tablero global. Las inercias del presente se entrelazarán con disrupciones emergentes, configurando un paisaje político y económico cargado de incertidumbres y, a la vez, de oportunidades. Desde las urnas hasta los laboratorios de inteligencia artificial, diversos factores confluirán para redefinir el poder, las alianzas y las dinámicas que rigen el mundo. Ibero.news ha analizado en profundidad las tendencias y los pronósticos de expertos para desglosar los 10 cambios que, con mayor probabilidad, dejarán una huella indeleble en 2025.

1. La reconfiguración del mapa electoral global: un año de urnas cruciales.
Aunque 2024 ha sido un super-año electoral con más de la mitad de la población mundial acudiendo a las urnas, los ecos de esas decisiones resonarán con fuerza en 2025. Nuevos liderazgos tomarán posesión, redefiniendo agendas nacionales e impactando en organismos internacionales. Países con procesos electorales pendientes o transiciones políticas significativas podrían generar volatilidad en sus mercados y en sus relaciones exteriores. La estabilidad democrática será una preocupación central, especialmente en regiones con instituciones frágiles o polarización creciente. Se observará cómo los nuevos gobiernos afrontan desafíos como la inflación, el empleo y la cohesión social, lo que a su vez influirá en la confianza de los inversores y en la dinámica de bloques regionales.

2. La intensificación de la competencia geopolítica entre grandes potencias.
La rivalidad entre Estados Unidos, China y la Unión Europea seguirá siendo el eje central de la geopolítica. Sin embargo, 2025 podría ver una mayor diversificación de los frentes de esta competencia. De la disputa comercial y tecnológica a la influencia en regiones estratégicas como África, América Latina y el Sudeste Asiático. La búsqueda de recursos críticos, la definición de estándares tecnológicos y la seguridad de las cadenas de suministro serán campos de batalla recurrentes. La formación de alianzas ad-hoc y la resurgencia de un multilateralismo selectivo, donde los acuerdos se tejen en función de intereses concretos, será una constante.

3. La fragmentación del comercio internacional y el resurgimiento del proteccionismo estratégico.
Las políticas de "reshoring" y "friendshoring" ganarán tracción, con países priorizando la seguridad sobre la eficiencia en sus cadenas de suministro. Esto podría llevar a una mayor fragmentación del comercio global, con la creación de bloques comerciales más cerrados y la imposición de barreras no arancelarias. La Organización Mundial del Comercio (OMC) enfrentará presiones crecientes para adaptarse a esta nueva realidad, con un menor consenso en temas clave. Las empresas se verán obligadas a diversificar sus proveedores y a localizar parte de su producción, lo que podría elevar costes pero también reforzar la resiliencia ante futuras crisis.

4. El avance imparable de la Inteligencia Artificial y sus implicaciones socioeconómicas.
2025 será el año en que la Inteligencia Artificial Generativa (IAG) dejará de ser una novedad para convertirse en una herramienta integrada en múltiples sectores. Su impacto en la productividad, la automatización del empleo y la toma de decisiones empresariales será más evidente. Veremos un auge en la regulación de la IA, con gobiernos buscando equilibrar la innovación con la ética y la seguridad. La brecha digital podría ampliarse, distinguiendo entre países y empresas capaces de adoptar y desarrollar la IA de aquellos que queden rezagados. (Para más detalles, consulta nuestro artículo: "7 países iberoamericanos que están apostando fuerte por la inteligencia artificial").

5. La creciente amenaza de la ciberseguridad como pilar de la seguridad nacional y empresarial.
Los ciberataques evolucionarán en sofisticación y frecuencia, afectando infraestructuras críticas, sistemas financieros y la privacidad de los ciudadanos. La ciberseguridad dejará de ser una preocupación meramente tecnológica para convertirse en un componente esencial de la seguridad nacional y la resiliencia económica. Los Estados invertirán masivamente en capacidades de ciberdefensa, y las empresas se verán obligadas a implementar protocolos más robustos, ante el riesgo de interrupciones operativas y robo de datos masivo. La cooperación internacional en esta área será vital, pero también compleja debido a las tensiones geopolíticas.

6. La aceleración de la transición energética y la batalla por los recursos críticos.
La urgencia climática, combinada con la volatilidad de los mercados energéticos, impulsará una mayor inversión en energías renovables y tecnologías de almacenamiento. Sin embargo, esta transición no estará exenta de desafíos. La demanda de minerales críticos (litio, cobalto, níquel) se disparará, intensificando la competencia por su control y suscitando debates sobre la sostenibilidad de su extracción. Los países con reservas de estos minerales verán aumentar su influencia geopolítica, mientras que la diversificación de proveedores y el reciclaje se convertirán en prioridades estratégicas.

7. La persistencia de las presiones inflacionarias y la gestión de la deuda pública.
Aunque se espera que la inflación se modere en muchas economías, factores como las interrupciones en las cadenas de suministro, los costes energéticos y las presiones salariales podrían mantenerla por encima de los objetivos de los bancos centrales. Esto obligará a los bancos centrales a mantener una política monetaria cautelosa. Paralelamente, la elevada deuda pública acumulada durante la pandemia se convertirá en un lastre para muchos gobiernos, limitando su capacidad de inversión y de respuesta ante futuras crisis. Se intensificarán los debates sobre consolidación fiscal y reformas estructurales.

8. La redefinición de los bloques regionales y el papel de las organizaciones multilaterales.
El multilateralismo tal como lo conocemos seguirá bajo presión. Organizaciones como la ONU o la OMC enfrentarán el desafío de adaptarse a un mundo más multipolar y fragmentado. Sin embargo, veremos una revitalización de bloques regionales o la creación de nuevos agrupamientos con intereses específicos, especialmente en Iberoamérica (ver "10 desafíos que enfrenta Iberoamérica ante el nuevo orden global"), África y Asia. Estos bloques podrían buscar fortalecer su autonomía económica y política, reduciendo su dependencia de las grandes potencias y negociando desde una posición de mayor fuerza.

9. El impacto creciente del cambio climático y la urgencia de adaptación.
Los fenómenos meteorológicos extremos se volverán más frecuentes e intensos, con graves consecuencias económicas y sociales. 2025 será un año en el que la adaptación al cambio climático, además de la mitigación, escalará en la agenda global. Inversiones en infraestructuras resilientes, sistemas de alerta temprana y la reubicación de poblaciones serán cada vez más necesarias. Las implicaciones financieras para seguros, agricultura y turismo serán significativas, forzando a gobiernos y empresas a incorporar el riesgo climático en sus modelos de planificación.

10. La transformación del mercado laboral y la brecha de habilidades.
La automatización y la Inteligencia Artificial continuarán transformando la naturaleza del trabajo, eliminando algunos empleos y creando otros nuevos que requieren habilidades diferentes. 2025 acentuará la necesidad de una reconversión laboral masiva y de políticas activas de formación. La brecha entre las habilidades demandadas por el mercado y las ofrecidas por la fuerza laboral se ampliará, generando desafíos en la empleabilidad y presiones en los sistemas educativos. La educación continua y la adaptabilidad serán claves para la supervivencia laboral en este nuevo paradigma.

En síntesis, 2025 será un año de profundas redefiniciones. Los gobiernos, las empresas y los ciudadanos de Iberoamérica y el resto del mundo deberán navegar un entorno complejo, donde la capacidad de anticipación, adaptación y colaboración será más crítica que nunca. La información y el análisis serán herramientas fundamentales para comprender y responder a estos cambios.

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