7 retos económicos que España debe afrontar en 2025

A pesar de que España ha sorprendido con tasas de crecimiento por encima de la media europea en los últimos años (como hemos analizado en "7 datos que explican por qué España lidera el crecimiento en Europa"), su economía no está exenta de desafíos estructurales que, de no abordarse con decisión, podrían lastrar su potencial a medio y largo plazo. El año 2025 se presenta como un periodo crucial para que el país afronte estas asignaturas pendientes. Desde Ibero.news, identificamos 7 retos económicos fundamentales que España deberá encarar con políticas robustas y un consenso amplio para asegurar un futuro próspero y sostenible.

1. El persistente problema de la baja productividad.
Uno de los talones de Aquiles de la economía española es su baja productividad en comparación con las principales economías europeas. Esto se debe a una combinación de factores: una estructura productiva con alto peso de servicios de bajo valor añadido, una inversión insuficiente en I+D+i, la fragmentación empresarial y la limitada adopción de tecnologías avanzadas en pymes. Para 2025, el reto será impulsar políticas que fomenten la inversión en capital humano, la digitalización y la innovación en todos los sectores, buscando una transformación que eleve el valor añadido de la producción nacional y mejore la competitividad global.

2. La elevada deuda pública y la necesidad de consolidación fiscal.
La deuda pública española se disparó durante la pandemia y, aunque ha iniciado una senda de reducción, sigue estando en niveles muy elevados, superando el 100% del PIB. Este nivel de endeudamiento genera vulnerabilidad ante posibles subidas de tipos de interés o shocks económicos. En 2025, con el regreso de las reglas fiscales europeas, España se enfrentará a la necesidad de emprender una consolidación fiscal creíble y sostenible. Esto implicará decisiones difíciles sobre el gasto público y la recaudación, buscando equilibrar la estabilidad macroeconómica con la necesidad de mantener el Estado del Bienestar y la inversión productiva.

3. El acceso a la vivienda: un desafío social y económico.
El problema del acceso a la vivienda se ha convertido en una de las principales preocupaciones sociales y económicas en España. Los precios de alquiler y compra han escalado, especialmente en las grandes ciudades, dificultando la emancipación de los jóvenes y generando tensiones en los hogares. En 2025, el reto será implementar políticas de vivienda que aumenten la oferta de alquiler asequible, promuevan la rehabilitación, movilicen suelo y agilicen los trámites administrativos, sin generar distorsiones en el mercado. La colaboración público-privada será esencial para encontrar soluciones efectivas y duraderas.

4. La transición energética justa y la dependencia exterior.
España tiene un gran potencial en energías renovables, pero la transición hacia una economía descarbonizada presenta desafíos importantes. La inversión en infraestructuras de red, la capacidad de almacenamiento y la gestión de la intermitencia de las renovables son clave. Además, el país sigue siendo dependiente energéticamente del exterior. El reto en 2025 será acelerar la implantación de renovables de manera eficiente, asegurar el suministro energético, reducir la dependencia de combustibles fósiles y garantizar que la transición sea "justa", minimizando el impacto en los sectores y regiones más afectados. (Véase "8 desafíos de la movilidad sostenible en las ciudades españolas").

5. Las reformas pendientes del mercado laboral y la calidad del empleo.
Aunque las recientes reformas han logrado reducir la temporalidad, persisten desafíos en el mercado laboral español. La elevada tasa de paro juvenil, la brecha de habilidades entre la oferta y la demanda, y la necesidad de aumentar la productividad siguen siendo preocupaciones. Para 2025, el reto será profundizar en reformas que mejoren la calidad del empleo, impulsen la formación continua, faciliten la adaptación de los trabajadores a las nuevas demandas del mercado y reduzcan la dualidad laboral, aumentando las oportunidades para colectivos vulnerables.

6. El desafío demográfico y la sostenibilidad del sistema de pensiones.
El envejecimiento de la población y las bajas tasas de natalidad plantean un serio desafío demográfico para España, con implicaciones directas en la sostenibilidad del sistema de pensiones. La relación entre cotizantes y pensionistas se estrecha, generando presiones financieras. En 2025, el debate sobre el futuro de las pensiones seguirá siendo central (ver "6 claves para entender la brecha generacional y el futuro de las pensiones"). El reto será encontrar un equilibrio que garantice la suficiencia de las prestaciones, la equidad intergeneracional y la viabilidad del sistema a largo plazo, posiblemente a través de nuevas fuentes de financiación o ajustes paramétricos.

7. La digitalización inclusiva y la brecha territorial.
Si bien España ha avanzado en digitalización, persisten brechas importantes entre grandes ciudades y zonas rurales, así como entre diferentes segmentos de la población. No todos los ciudadanos y empresas tienen el mismo acceso a la conectividad de alta velocidad o a las habilidades digitales necesarias. El reto en 2025 será asegurar que la digitalización sea inclusiva, extendiendo la infraestructura de banda ancha a todo el territorio, formando a la población en habilidades digitales y apoyando a las pymes en su transformación digital para que nadie se quede atrás en la nueva economía.

Abordar estos 7 retos requerirá no solo voluntad política y recursos, sino también un amplio consenso social y una visión de Estado a largo plazo. La capacidad de España para transformar estos desafíos en oportunidades determinará su prosperidad y su papel en el concierto europeo y global en las próximas décadas.


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